Reseña

Después de un largo silencio elegido, esta poesía retorna de su pausa –nótese, en situación de extranjería- para quebrar toda sintaxis, toda ley al interior del buen decir, y quedar en quiebra: sólo en el temblor del lenguaje apareciendo, en su necesario veneno, en su insistente ortopedia. Habiendo un yo que se desmorona, su supuesto destinatario con quien este se debate es un tú a la vez amado y miserado, fantasmal, acaso morboso por naturaleza, que apela también a la comunidad toda donde se inscribe en ese “cada vez” con que la palabra poética vuelve, abre, rasga, inaugura, desestabiliza los pilares de su propia metafísica.
Por ello esta trilogía contiene el proyecto transversal de una década –la primera de este siglo-, un ciclo de poesía cuyo centro no es situable sino en su misma trayectoria, en la respiración de su recorrido, en su secuencia y no en su llegada.