Carreteras silenciosas
Autor: | Alfonso Murillo Patiño |
“El hombre está solo, siempre”, parece decir una y otra vez Alfonso Murillo en los ocho cuentos de este su segundo libro (huelga volver sobre el lugar común de que no se trata de más o menos vida social, aunque Murillo guste o simpatice más de los seres del subsuelo, o para ser más precisos, del entresuelo). Está solo, pero algo le va a ocurrir, y ese algo es interesante.
Ese es el tomo general del libro: personas ensimismadas y embarcadas en empresas curiosas y/u ociosas. Esto último los salva de la solemnidad o de la mistificación del individuo, herencia del fardo existencialista del siglo XX, tipo Sartre. Eso y la… (iba a decir “correcta administración del humor”, pero no, Murillo no estudió administración) la auto-consideración irónica siempre a mano, así como un agnosticismo resignado (puede dar una idea de esto el hecho de que el ser más difícil de entender en todo el libro sea un perro). Y también, en un plano más estructural, la afición a jugar entre la realidad y lo fantástico e incongruente en Carreteras silenciosas.