Reseña

Cuando este libro se encontraba en la UNESCO adoptó el Anteproyecto de Convención sobre la protección de la diversidad de las expresiones culturales. Provocando el enojo de la potencia dominante, cuya Secretaria de Estado la Sra. Condoleezza Rice así se lo hizo saber, mediante cartas personales, a 190 de sus colegas del mundo entero.
Es la prueba más reciente de la urgencia de los temas abordados a lo largo de las muchas páginas de este que no busca ser sino un instrumento de trabajo para situarse en el mundo de hoy, así como frente a los retos que nos aguardan ya mismo como colectivo.
Una convicción recorre el texto: en la defensa de la diversidad cultural se encuentra la cifra de los días por venir. La historia, la reflexión filosófica y política –entendida esa última en tanto ejercicio de discernimiento sobre lo real existente y las formas de transformarlo-, nutren sus vaivenes desde lo general, vale decir los rasgos centrales de la globalización, que por razones explicadas en el texto mismo he preferido denominar mundialización, hasta lo particular: el agotamiento de una forma de país, incapaz de encontrar la respuesta al desafío de ser en ese entorno y de ser mejor.