Reseña

Pocas cosas hay tan constantes y volubles como el viento, cuando quiere avanzar y cuando quiere cambiar de dirección. Estos cuentos ─¿o debería decir “novela” por momentos?─ son la imagen del movimiento que nos lleva en cada capítulo a un lugar/tiempo inesperado, que solo se explica a la luz irónica del sentido de una totalidad conectada de la que los habitantes no podemos escapar. De ahí que los personajes deambulen entre las páginas, reapareciendo en más de una historia y explicando lo inexplicable de esta red que llamamos destino. La singularidad de cada relato configura un aire de confesión irresistible, acaso porque en alguna calle, a manera de un Macondo vertical ─como la icónica Santa Gregoria─, puede encontrarse gran parte de los habitantes de esta ciudad maravillosa.