Reseña

Pese a que la Bioeconomía emergió como paradigma económico y productivo hace más de 50 años atrás, hoy cobra inusitada importancia incidiendo en la agricultura, la industria y todos los demás sectores productivos, como alternativa real para enfrentar retos post COVID-19, reactivando las economías y tomando en cuenta los grandes desequilibrios ecológicos y ambientales que están pasando factura a la humanidad. También incide en la seguridad alimentaria y ayuda a mitigar los efectos del cambio climático.

A ello debe sumarse la filosofía del "Vivir Bien, Buen Vivir o Bienestar" plasmado constitucionalmente en algunos países ande-amazónicos y en otras latitudes, para integrarse a distintos modelos económicos. La Bioeconomía Ande Amazónica es el puente que permite sustituir las importaciones de combustibles fósiles y otros, relievando el cuido de la madre tierra, mediante la convergencia de las ciencias y tecnologías modernas con los saberes ancestrales, ingresando a la Biocultura, Bioinformación y la Territorialidad, expedientes olvidados que restituimos en nuestra propuesta. La base de todo es el equilibrio que debe darse entre tiempo y espacio, así como entre materia y espíritu (que es energía), que deliberadamente fueron separados. A todo ello le llamamos LA ECONOMÍA DE LA VIDA.