Reseña

Toranzos recuerda en una de sus crónicas la Bolivia que a sus veinte años le arrancó la inocencia. El golpe militar encabezado por Banzer lo sorprende en su temprana juventud en La Paz. En sus primeras incursiones pierde una muela y se gana una infección a punto de gangrenarse por falta de atención médica a una herida de esquirlas de bala en una pierna. Con sus esquirlas huye exiliado a Chile antes de cumplir los 20, y allí se encuentra con el proyecto de socialismo democrático de la Unidad Popular. Viene el cruento golpe militar de 1973 y sus valijas, ahora ya iniciando una familia, lo jalan rumbo a Inglaterra donde una vida distinta, pero no desmemoriada, se echa a rodar.
Hablamos, pues, de una mirada generacional. No es casual que en sus crónicas se tome el tiempo para rendir homenaje a los caídos en la guerrilla boliviana –guerrilla que atraía al autor en plena adolescencia-. Tres y cuatro décadas después mira desde la otra orilla. Pero no hacia el pasado sino hacia el presente. Y escribe, comenta, interpela, critica, alienta, adhiere y rechaza. Con la ética en las vísceras. Mira hacia Bolivia, en primer lugar. Pero también hacia Chile, América Latina, España y más allá. ¿Qué tienen en común estas crónicas y opiniones? Antes que nada, una mirada crítica. Pero no una crítica anacrónica ni quejumbrosa. Enérgica, actual, puesta al día, nada complaciente pero tampoco fatalista.