Reseña

El ciclo de la semilla-cosecha, las puntuales fechas de inicio y muerte de los cuerpos, el instante de los amantes, el transcurso de la historia, el azar minuto de las circunstancias, el sobresalto Kairós de los encuentros entre los otros seres vivos… Los oficios del tiempo son, en esta escritura, el sitio del asombro y del aprendizaje para quien, sereno o no tanto, contempla, arriesga, pasea con su calavera a cuestas. Desde el inicio, su elección apostó al amor, no a los emblemas; a los amigos, no a los negocios; a los quehaceres cotidianos y no a los discursos. Quizás porque un doble, gemelar o amado, le sigue siempre los pasos susurrándole un canto de padre, esta poética anda en tiempo menor, con un paso entre callejero, irreverente, cuestionador de políticas y otro detenido en mirarse los zapatos. Lejos del dime y el direte, la palabra mira lo pequeño y ahí, en ese guiño, celebra, grita y canta.