Reseña

Pasaron muchos años sin saber de Dina, en algún momento supe que había decidido quedarse en Bolivia, y que abandonó este nombre para transformarse en la Tía, así sería la tía de muchos sobrinos que seguían los pasos del Che, de los que continúan luchando por cambiar las condiciones de vida de los más necesitados de nuestro continente. La visité hace pocos años atrás, junto al compañero Boris Ríos, en Aiquile, cerca de Cochabamba. Ya tenía cerca de noventa años, veía poco y caminaba lento y con dificultad, apoyándose en un andador, pero su cabeza lúcida y su calidad humana de gran revolucionaria estaba intacta, igual que antaño. Recordamos tantos momentos vividos y a muchos compañeros y compañeras que permanecen en el Olimpo revolucionario.

Tuve la alegría de verla bien, gozando del cariño y preocupación de los compañeros y compañeras que reconocían en ella a la gran mujer que lo dio todo, aún en tiempos difíciles, por lealtad al compromiso internacionalista que abrazó en su juventud en Chile.

Celsa Parrau Tejos