Guarasu’we: fuerza y voluntad de un pueblo para no dejar de existir
Autor: | Debreczeni Aillón, Juan Pedro |
“Crónica de sus últimos días” rezaba el subtítulo de aquel libro medio oculto en la biblioteca de mi padre. Era la investigación del antropólogo alemán Jürgen Riester sobre los indígenas guarasu’we, habitantes de la Amazonía. Empaparme de su relato significó un acercamiento desafiante sobre un grupo humano absolutamente lejano y desconocido, cuyos avatares, en efecto, daban sentido a aquella sentencia: ya no existen.
Hoy por hoy, el trabajo más completo sobre los guarasu’we, el registro de la cultura, lengua, mitos de origen, tecnología, cosmovisión y modo de vida de los guarasu’we es el libro de Riester (1977). De lo plasmado por el investigador, en la actualidad muy poco queda, mas, sin que ello signifique que los guarasu’we se hayan extinguido, como avizoraba en su momento el autor.
Las páginas que se despliegan a continuación toman como punto de partida los hallazgos de Riester, así como elementos que resultaron de su notorio trabajo de campo durante el periodo que convivió con los guarasu’we. Esta investigación se completa con otras fuentes bibliográficas y de archivo en busca de registros sobre la presencia del grupo humano y su devenir a lo largo de los siglos. Se les sigue el rastro hasta un punto en el que las fuentes consultadas parecen callar y, en su silencio, dejan entrever la oscura posibilidad de la desaparición de los guarasu’we. Sin embargo, un largo viaje hasta su territorio, me permitió constatar que los guarasu’we no desaparecieron con aquellos últimos líderes que conoció Riester en los ’60. No, ellos están, los herederos de aquella orgullosa estirpe todavía viven en la tierra de sus ancestros, una tierra que parece ya no ser suya.
Su lengua, como otros rasgos de su cultura e identidad, se encuentran en proceso de rescate y transmisión a las nuevas generaciones. Si todavía permanecen y guardan esperanzas de un mejor mañana, es por el esfuerzo y protagonismo de sus mujeres, las descendientes del último Gran Capitán de la Nación Guarasu’we, Miguel Frey.
Adentrarse en esta historia es, también, constatar la vulneración de los derechos de este pueblo indígena y la invasión a su territorio desde que el hombre blanco puso los ojos en sus recursos naturales. Como en muchos otros casos similares, el contacto con occidente fue determinante para desatar complejos procesos que sometieron y diezmaron a la población guarasu’we.
Son pocos, pero están de pie. Su historia, su reconocimiento constitucional y la verificación de que no solo se circunscriben a una dimensión nominativa, es un llamado al Estado y sus autoridades a conocerlos, a escucharlos y, desde sus respectivas competencias, mejorar sus condiciones de vida, no permitir que su lengua y cultura terminen de desaparecer entre la espesura del monte.