A Fuego y Mercurio
Crisis Ecológica y Desigualdades en Bolivia
Autor: | Morales Escoffier, Natacha Celine |
A Fuego y Mercurio. Crisis Ecológica y Desigualdades en Bolivia
Bolivia está viviendo fenómenos climáticos cada vez más frecuentes, principalmente sequías e inundaciones. Estos cambios son parte fundamental de la crisis ecológica y tienen implicaciones
particulares en el país, no solo debido a la diversidad de su geografía y de sus ecosistemas, sino también porque están bajo amenaza constante
por la expansión de actividades extractivas como los agronegocios, la ganadería y la minería del oro.
La crisis ecológica no solo daña el medio ambiente, sino también exacerba la desigualdad y la pobreza, intensificando la vulnerabilidad de las comunidades más desfavorecidas. A su vez, la desigualdad limita el acceso equitativo a los recursos naturales, a las oportunidades de desarrollo sostenible, aumentando la presión sobre el medio ambiente.
Esta interrelación crea un círculo vicioso en el que la degradación ambiental agrava la pobreza y la desigualdad, mientras que las respuestas inadecuadas o insuficientes refuerzan estas brechas socioeconómicas.
El costo de no atender las nuevas configuraciones de desigualdad
puede ser muy alto (OXFAM, 2023). Este estudio, titulado A fuego y mercurio: Crisis ecológica y desigualdades en Bolivia, invita a reflexionar sobre cómo el modelo de desarrollo basado en una economía extractivista ha sido y sigue siendo un vector de desigualdades y vulnerabilidades.
Buscamos responder en especial a la pregunta: ¿Cómo y en qué medida las formas de producción y explotación, sustentadas por marcos legales e ilegales, generan crisis ecológica y amplían las brechas de desigualdad?
Capítulo 1. Desigualdades (in)sostenibles: navegar la crisis ecológica
La crisis ecológica afecta de manera desproporcionada a los territorios y poblaciones que ya están en situación de exclusión, pobreza y vulnerabilidad, lo que agrava las desigualdades existentes. A nivel internacional, se han asumido compromisos para abordar estos desafíos, y en Bolivia existe un marco constitucional y normativo avanzado que promueve el Vivir Bien en armonía con la naturaleza. Sin embargo, hay una notable brecha entre los principios declarados y su implementación efectiva, lo que evidencia la necesidad de superar varios obstáculos, resistencias y desafíos.
La interrelación entre las emisiones de gases de efecto invernadero y las prácticas de deforestación en Bolivia revela un patrón persistente de desigualdad tanto a nivel global como local. Mientras que las poblaciones más pobres y vulnerables del país contribuyen mínimamente a las emisiones, son quienes sufren los efectos más devastadores del cambio climático, exacerbando aún más las desigualdades existentes. A medida que los actores empresariales generan una mayor proporción de estas emisiones, el impacto de las prácticas extractivistas, como la deforestación, se vuelve más evidente. La explotación de recursos naturales, impulsada por la demanda global, no solo incrementa las emisiones de CO2, sino que también profundiza las desigualdades socioeconómicas y ambientales. Este ciclo de acumulación y desposesión genera un entorno donde las tensiones sociales y los conflictos ambientales se intensifican, afectando de manera desproporcionada a las comunidades indígenas y rurales que son las que menos contribuyen a esta crisis climática. En este contexto, la necesidad de abordar la justicia climática en Bolivia se vuelve imperativa, ya que las políticas deben centrarse no solo en mitigar las emisiones por deforestación, sino también en corregir las desigualdades sistémicas que perpetúan esta crisis.
Capítulo 2 - El estado de la opinión pública: ¿Cómo percibimos la crisis ambiental y sus efectos?
Las percepciones de la población sobre la crisis climática son esenciales para entender cómo se experimentan y responden a los cambios climáticos y ambientales a nivel social y comunitario. Estas percepciones determinan cómo las personas adaptan sus prácticas diarias, demandan políticas públicas y participan en acciones colectivas para mitigar los efectos del cambio climático. En un contexto de creciente pesimismo e incertidumbre sobre el rumbo del país, ¿cómo se sitúan las cuestiones ambientales en comparación con la economía, la política, los servicios? ¿Cuán informados estamos sobre los problemas ambientales del país y de nuestra comunidad? ¿Cuáles son los problemas ambientales que más nos afectan? ¿Y qué actitudes y prácticas tenemos con relación a la crisis ecológica y el cambio climático? Todas estas cuestiones son abordadas con base en un estudio de opinión pública de alcance nacional y estudios de caso en cuatro zonas del país.
El cambio climático tiene un impacto directo en los ingresos. En áreas rurales, el 45,5% de los habitantes reporta una disminución en los ingresos familiares durante los últimos cinco años debido a problemas ambientales o la crisis climática. En zonas urbanas, esta cifra es del 33%. Se destaca que la mayoría de la población está consciente de los problemas ambientales y climáticos, con un 86% expresando preocupación por estos temas. Las personas más informadas tienden a ser jóvenes y adultos de mediana edad con mayor nivel de educación, lo que sugiere una relación entre el nivel de instrucción y la conciencia ambiental. Sin embargo, los impactos negativos, como la disminución de ingresos y la prevalencia de enfermedades relacionadas con el cambio climático, son más graves entre las clases bajas y en situación de pobreza, sobre todo en regiones específicas como los Valles y el Oriente.
Además, las personas de menor nivel de instrucción y aquellos que se identifican como indígenas son los más afectados por las enfermedades relacionadas con el medio ambiente, lo que resalta la vulnerabilidad de estos grupos.
Solo una minoría (23%) de las familias participa activamente en acciones comunitarias o movilizaciones para abordar problemas ambientales. Esta participación es mayor entre las familias que experimentan directamente los impactos negativos de la crisis, como problemas de salud, disminución de ingresos y migración. Los datos indican una preferencia por medidas educativas y regulatorias para enfrentar la crisis, lo que sugiere la necesidad de una intervención tanto gubernamental como comunitaria para mitigar estos efectos, adaptándose a las realidades específicas de cada región.
Capítulo 3 – Agroindustria y ganadería: mal negocio para los ecosistemas y bosques
Desde hace casi una década, Bolivia enfrenta una acelerada y creciente pérdida de sus bosques y ecosistemas no forestales, lo que constituye una crisis ambiental y climática de magnitud alarmante con serias repercusiones socioeconómicas y ecológicas. Los agronegocios, impulsados por la expansión agrícola y ganadera, así como por el negocio de la tierra, juegan un papel central en la deforestación y la degradación ambiental. En lugar de implementar políticas públicas y medidas sostenibles para proteger la diversidad ecológica y los equilibrios del país, el Estado fomenta esta expansión mediante subsidios, créditos y privilegios para el sector. Es crucial realizar una revisión exhaustiva de las políticas fiscales, financieras y de desarrollo.
¿Cómo se lleva a cabo la expansión agrícola y de los agronegocios en Bolivia? ¿Cuáles son los efectos sobre la naturaleza, los bosques y el medio ambiente? ¿Qué beneficios otorga el Estado a este sector? El capítulo ofrece un análisis detallado de estas cuestiones, basado en información secundaria y estudios de caso. El objetivo es explorar la complejidad de este sector no solo en términos de su impacto físico, sino también en relación con las desigualdades que genera, las implicaciones socioambientales y los actores involucrados.
La acelerada pérdida de bosques y ecosistemas no boscosos desde 2016 representa una crisis ecológica alarmante con graves implicaciones socioeconómicas. Entre 2018 y 2022, la expansión agrícola y pecuaria fue responsable del 97% de la deforestación (Mapbiomas Bolivia, 2024). Contrario a la percepción común, las empresas y propietarios de terrenos medianos son los mayores contribuyentes a los incendios forestales y la deforestación, no las comunidades indígenas o campesinas.
La economía del desmonte en Bolivia se caracteriza por su alta rentabilidad, facilitada por políticas públicas que fomentan la expansión agroindustrial. Los subsidios estatales, especialmente a la gasolina y el diésel, juegan un papel crucial en reducir los costos de desmonte y producción.
Capítulo 4. Minería aurífera: entre el mercurio y los privilegios
La minería aurífera en Bolivia, aunque es una fuente significativa de ingresos, tiene un impacto negativo considerable en el medio ambiente y la salud de las comunidades locales. La contaminación por mercurio y la deforestación son problemas graves que requieren atención urgente. Adicionalmente, las políticas fiscales y de subvenciones favorecen desproporcionadamente al sector cooperativo, resultando en una baja contribución fiscal y perpetuando las desigualdades sociales y económicas.
El capítulo analiza la minería aurífera en Bolivia, destacando su expansión reciente y los impactos socioambientales asociados. A partir de 2015, y especialmente desde 2019, la producción de oro ha aumentado significativamente debido a los altos precios internacionales y políticas públicas favorables. La producción alcanzó 53,3 toneladas en 2022, un incremento del 91% en comparación con el promedio de producción entre 2014 y 2018.
La contribución del oro a la economía boliviana es mínima. En 2022, las regalías mineras auríferas aportaron solo USD 63 millones, menos del 2,05% de la producción oficial. La normativa actual favorece al sector cooperativo, que representa el 99,6% de la producción legal de oro. Estas cooperativas, consideradas entidades sin fines de lucro, no pagan impuestos sobre utilidades, resultando en una baja contribución fiscal.
Adicionalmente, las cooperativas mineras reciben numerosas subvenciones directas e indirectas. En 2022, se estima que el Estado subsidió al sector con USD 977 millones en total, incluyendo subsidios al diésel y reducciones en las regalías. Este monto es significativamente mayor que la contribución del sector en regalías, mostrando una desproporción entre los beneficios obtenidos y las contribuciones fiscales.
La minería aurífera, si bien es un negocio altamente rentable, exacerba las desigualdades sociales y económicas, toda vez que las comunidades indígenas y rurales son las más afectadas por la contaminación y la degradación ambiental. Estas comunidades dependen de los recursos naturales para su sustento, y la contaminación del agua y los alimentos amenaza su seguridad alimentaria. La falta de acceso a servicios de salud adecuados agrava la situación, dejando a estas comunidades en una posición de desventaja y vulnerabilidad.
Capítulo 5. Desde la voz de las mujeres: impactos diferenciales de la crisis ecológica
Comprender lo que la gente siente y como le afecta en su día a día es fundamental para entender la crisis ecológica que vive el país. El capítulo se enfoca en los impactos diferenciales de la crisis ecológica en las comunidades indígenas del Oriente boliviano, abordando las experiencias de las mujeres esse ejja, tacanas y chiquitanas. Desde la voz de las mujeres este capítulo explora cómo las prácticas extractivas, la deforestación y los cambios climáticos afectan desproporcionadamente a las comunidades.
Los testimonios relatan cómo las actividades mineras destruyen las plantaciones agrícolas para habilitar lugares de explotación sin considerar el esfuerzo y el tiempo que a los pobladores les ha tomado preparar el terreno para la siembra.
La presencia de mercurio en la comunidad ha generado una sensación de resignación y miedo entre sus habitantes, quienes sienten que su salud y su entorno están siendo invadidos por esta sustancia tóxica. Los testimonios recogidos revelan una narrativa común de angustia y desesperanza, donde la contaminación no solo afecta físicamente a las personas, sino también erosiona su bienestar emocional y mental. Las comunidades se enfrentan a un desafío monumental: cómo convivir con un contaminante que permea todos los aspectos de su vida, desde la alimentación hasta la salud reproductiva.
En suma, los testimonios presentados en el capítulo son desgarradores y revelan la urgente necesidad de políticas de desarrollo local inclusivas, sostenibles y adaptadas a las realidades y potenciales locales, así como a las particularidades culturales. Las experiencias de las mujeres en estas comunidades subrayan la importancia de mejorar los servicios básicos, desarrollar infraestructuras, crear empleo y apoyar la producción agroforestal y la transformación de frutos del bosque. Además, se destaca la necesidad de una gestión territorial y ambiental equitativa y sostenible, que garantice la participación activa de las comunidades locales en la toma de decisiones que afectan sus tierras y medios de vida. En última instancia, los testimonios resaltan la importancia de reconocer y abordar las desigualdades de género, así como la necesidad de un enfoque holístico que atienda tanto las necesidades económicas como las ambientales y climáticas de estas comunidades.