Demócrito de Abdera
Pensamiento contrahegemónico periférico desde la Grecia Antigua
Autor: | Castañeta Quispe, Sergio Ramiro |
Demócrito de Abdera, un filósofo griego del siglo V a.C., es conocido principalmente por su contribución a la teoría atomista y su visión materialista del universo. Sin embargo, también desarrolló ideas significativas en el ámbito de la ética y la moral que reflejan su concepción del ser humano y su lugar en el mundo.
La figura de Demócrito, trasciende su célebre teoría atomista, revelando una profunda comprensión de la naturaleza humana a través de sus planteamientos ético-morales. Su énfasis en el buen juicio como fundamento del comportamiento adecuado resuena en la búsqueda de la ataraxia y la justicia.
Además, este legado ha influido innegablemente en corrientes filosóficas posteriores, desde Epicuro hasta el pensamiento contemporáneo, subrayando la relevancia y vigencia de sus ideas en los debates éticos y legales actuales. Mientras reflexionamos sobre la intersección entre ética y juicio, es esencial que como sociedad nos comprometamos a cultivar un buen juicio, reconociendo su papel no solo en la vida personal, sino también en la construcción de un orden social más justo y sensato.
Demócrito de Abdera ofrece una rica perspectiva sobre la conexión entre la moral y el derecho, así como sobre la justicia y el orden social: mediante los conceptos de euthymia y eunomia, se revela cómo el legado atomista de Demócrito muestra que las preocupaciones éticas y la búsqueda de un orden justo han sido constantes a lo largo de la historia del pensamiento jurídico.
Al establecer bases tendientes a la distinción entre lo justo y lo injusto, este trabajo invita al debate contemporáneo, también invita a la comunidad académica a seguir explorando el legado de éste filósofo y deontólogo jurídico, buscando entrelazar perspectivas pasadas y presentes en la filosofía del derecho. Con ello, queda como tarea colectiva la búsqueda constante por una comprensión más profunda y holística de los principios jurídicos, que nutra tanto la ética como la práctica del derecho en nuestra sociedad actual.
La historiografía y las diferentes corrientes de pensamiento social, filosófico, humanístico y jurídico, han ido poniendo en segundo plano (o, han desconocido de manera intencionada en algunos casos, y, no intencionada, en otros), los aportes de Demócrito de Abdera (perteneciente en el aspecto histórico, a la escuela atomista de la Grecia clásica). Esto implica el desarrollo del presente trabajo académico con un enfoque de deconstrucción y de descentración.
Hasta la década de los sesenta del siglo pasado, se había pensado todo desde un centro, ya sea este el Centro Europeo, el Centro Occidental, el Centro Capitalista y otros Centros que modelaron las diferentes ramas del conocimiento. Pero emerge la categoría deconstrucción, que nace en octubre de 1966. En esos días, la John Hopkins University organizó un coloquio sobre “Los lenguajes críticos y las ciencias del hombre”, en el que participaron destacados investigadores como George Poulet, Lucien Goldmann, Tzvetan Todorov, Roland Barthes, Jacques Lacan y Claude Lévi-Strauss.
En este escenario, se pretendía acercar dos tradiciones críticas: la empirista angloamericana y la racionalista francesa y era la introducción del estructuralismo en el debate académico norteamericano. Participaba un joven crítico francés de origen argelino conocido por sus trabajos en torno a Husserl: Jacques Derrida que expuso “Estructura, signo y juego en el discurso de las ciencias humanas”, texto que constituye el acta de fundación de la deconstrucción., que se muestra como corriente de pensamiento -desde el enfoque del pensamiento de la escritura- que obliga a otra lectura, caracteriza un ethos de la lectura, se dedica a lo que en nombre de verdades férreas fue puesto al margen, fue reprimido: cada suposición (de la verdad) tiene su presuposición, algo que a la vez la posibilita y la imposibilita. La invitación a descentrar y deconstruir serán las ideas fuerza del presente trabajo.
Demócrito de Abdera (460-370 antes de nuestra era), pasó a la historia como atomista. Pero sus aportes (no reconocidos u opacados por Aristóteles) en cuanto a la moral, la justicia, la ética, según muchos posteriores pensadores le dan un nivel teórico que inmerecidamente no se le atribuye.
Es el precursor del planteamiento del principio de causalidad, cuando afirma que “nada nace sin un plan, todo tiene una razón y está sometido a una necesidad”. Su concepto ético central, en base a lo que sustenta su discípulo Metródoro de Quios, el bien de la vida, la euthymia, donde considera que “el placer más alto es el que engendra belleza moral”.
También, el concepto de conducta propia y conducta adecuada será fundamental en el planteamiento de la filosofía jurídica. Cuando se trata de Demócrito, lo que poco se menciona de este pensador, son sus planteamientos ético-morales, los cuales incluso son más relevantes que su formulación sobre los átomos, su forma, movimiento y ensamblaje. El filósofo de Abdera formula ideas y valores que revelan un conocimiento certero de la naturaleza humana, con sus defectos y virtudes.
La Filosofía Moral de Demócrito se puede dividir en:
1. Ética y Moral:
• Demócrito sosténía que la ética debía basarse en la razón y la búsqueda del conocimiento. La educación y el entendimiento eran fundamentales para lograr una vida moral.
• La moral no era sólo un asunto de reglas sociales, sino que estaba íntimamente ligada al bienestar del individuo y de la comunidad. Para él, el conocimiento conducía a la virtud, y la virtud era esencial para una vida plena.
2. Felicidad:
• La felicidad (o "eudaimonía" en términos griegos) para Demócrito no dependía de la riqueza o los placeres efímeros, sino de una vida moderada y cultivada.
• Creía que la verdadera felicidad radicaba en la contemplación y en el desarrollo intelectual y ético del ser humano. La alegría y la serenidad eran vistas como resultados de una vida correctamente gestionada.
3. El Bien Común:
• Demócrito promovía la idea del bien común, considerando que la felicidad individual debía alinearse con la felicidad de la comunidad. La justicia y la equidad eran esenciales para alcanzar este fin.
• El ser humano es social por naturaleza, y cada individuo debe reconocer su parte en el bienestar colectivo, lo que implica un compromiso moral con los demás.
4. La Armonía:
• La noción de armonía en su pensamiento está relacionada tanto con el cosmos como con la vida humana. En el cosmos, reconocía un orden natural regido por las leyes de la naturaleza, donde todo tiene su lugar y función.
• En la vida humana, la armonía se lograba a través de la moderación, el equilibrio en las pasiones y un razonamiento correcto. La vida virtuosa y justificada era aquella en la que existía un balance entre los deseos y las necesidades.
5. La visión integral:
• Demócrito de Abdera propugna una visión integral que vincula la ética, la moral y la búsqueda de la felicidad con el conocimiento y la razón. Su énfasis en el bien común y la armonía revela una concepción de la vida en la que el individuo no se encuentra aislado, sino en constante relación con su entorno social y natural.
• La filosofía democritana propone que la verdadera realización humana se da a través del desarrollo personal en un marco de justicia y colaboración comunitaria.
Los invito a detenerse y contemplar, mediante la lectura, el pensamiento de Demócrito de Abdera y su contribución al ethos y al telos de la sociedad humana, que tuvo la tragedia de haberse mantenido como un pensamiento periférico y opacado intencionalmente por el pensamiento aristotélico. Occidente hubiera sido tan diferente ante sí y ante el mundo de haber adoptado su planteamiento, adelantado para su tiempo.