Reseña

“…Y un cierto día, abrí los ojos a la luz de su larga y tibia tarde.
Entonces, y de repente, me arroparon casi sin darme cuenta, de vida, de caminos, de música, de sueños y de vivencias.
Me envolvieron cuidadosa y maternalmente, como preparándome para estaciones suaves o duras, tristes o alegres.
A un costado de mi existencia, los trenes del azar ya se formaban en largas filas de adiós y espera para cada tiempo del calendario. Y en medio de una vorágine de promesas, de canto con esperanzas y vitales fantasías, partía cada vez con la esperanza de amar definitivamente cada trozo de geografía y sociedades atrapadas con ayuda cómplice del viento.
Y me lancé a vivir, escribiendo y describiendo mis estaciones cuanto y como pude, en amarillentos papeles diarios, apilados a manera de bitácoras algo clandestinas.
Y me lancé a vivir, transitando por conversadoras y candentes rutas de sol y lluvias, casi tercas, casi infinitas, o por andenes nocturnos de silencios cómplices, crudos y misteriosos: casi tercos, casi infinitos.”