Reseña

Esta es una obra que parte de una cotidianeidad brumosa, de sus nimiedades, que son materia del olvido, los diálogos que no llevan a ninguna parte, las cosas que no parecían importantes, y que, sin dar cuenta de sí, terminan entrelazándose sin dejar ningún indicio, hasta que el vértigo real de la memoria agitada en la catástrofe, marcada por el presente, revela el germen de una conciencia hallada más allá del dolor de encontrarse ahí, en el caos de ver derrumbarse todo, sin poder hacer nada, con frases coloquiales.
Así, la varias veces premiada: “La última horquilla” de Darío Torres, desarrolla una propuesta teatral que aborda el pesar dramático de sus actrices, desde una mirada psicológica sobre el duelo que representa “el perderlo todo”, en los deslizamientos urbanos de las laderas de La Paz, entre sus vecinos.
Esta, es una apuesta por un teatro que trabaja poéticamente una problemática social, haciéndola visible en términos sensibles, y que, de este modo, humaniza las miradas sobre aquellos sujetos, que deben desarrollar una agencia histórica sobre la situación de exclusión que precariza su existencia.
De ahí, que entendemos la relevancia de esta obra, desde la imaginación creativa con que se realiza la construcción de sus personajes, finalmente, para enfrentar el caos de la desgracia, desde la orfandad más acabada, y a pesar de ello, seguir adelante…

Gabriel Salinas Padilla