La rosa del virreinato
Autor: | Flores Haboud, Jeamel Maria |
La historia de una vida dentro de la historia de un país: nada tan clásico, si se quiere, para una novela. A esta “clasicidad” hay que agregarle el artificio, también éste desde hace mucho tiempo tradicional, del “manuscrito encontrado”. Pero ya desde el preludio del seudo-editor se insinúa una ironía que ironiza de inmediato el artificio, y le confiere a la “voz externa” el timbre de una “voz interna”, que puede ser la voz de la escritora-narradora o de la protagonista de la novela. Los planos diegéticos, como dirían los narratólogos, se entrelazan e “hibridan” confundiendo también los tiempos, narrativos e históricos. Además de una cierta historia del Perú, que no padece de anacronismos descriptivos, la historia de la Rosa sigue su propio recorrido, determinado no solo por los acontecimientos externos. La búsqueda de una identidad “femenina”, que ya en sí desquicia muchas normas sociales y culturales, es también búsqueda de una identidad “humana”, se hace pensamiento, filosofía, que encuentra lo idéntico en lo no-idéntico, en el otro. Es un pasaje casi imperceptible, pero igualmente claro: de una condición de alteridad a la vez sufrida y reivindicada, a la conquista de la alteridad como descubrimiento de un “si mismo” que rehúsa el conformismo con cualquier tipo de identidad estática. Y esto, sin dejar nunca la sonrisa de la ironía. Eironeia, en el griego antiguo, parece derivar sea de eiro hablar, decir, narrar- sea de eiromal –cuestionar, preguntar, interrogar. La ironía que atraviesa La rosa del Virreinato es aquella que permite, a un mismo tiempo, narrar y “mirarse desde afuera”, siempre interrogando, e interrogándose…