Vidas y Muertes
Autor: | Saenz, Jaime |
Muchos de nosotros, aunque seguramente en forma inconfesada las más de las veces, guardamos en lo íntimo del alma el recuerdo de algún muerto, quien constituye de hecho nuestro muerto predilecto, por decirlo así, y lo rememoramos con frecuencia y depositamos en él toda nuestra confianza. Es un ejemplo y es también una fuerza, por lo que buscamos en él un aliciente y una tabla de salvación en nuestras horas difíciles, pues así lo vemos y así lo evocamos: es nuestro muerto y es nuestro ángel bueno, y viva con nosotros y vela por nosotros. Perfectamente recordamos su voz, su manera de ser y sus costumbres; decires y las particularidades de su carácter, alguna señal en su rostro, y aun la forma de su abrigo, el color de sus zapatos o el botón que le faltaba en el chaleco.