Reseña

Esta autobiografía de Trifonio Delgado Gonzales recrea un mundo en puja, quizá una representación de la cultura minera a comienzos del siglo XX. Registra como motor de la historia boliviana, las vicisitudes familiares, comunales y del campamento minero (como unidad de la industrialización temprana). A través de la reconstrucción autobiográfica de un periodo específico (1916-1929), se trataba todo un pequeño universo que se adapta a una forma radical de transformación cultural del sentido del tiempo.
Como sabemos, el mundo de la mina y la minería ya en el siglo XVI fue un escenario, para utilizar la palabrita de moda `globalizado` avant la lettre. Al entrar el siglo XX, era un mundo cuya estructura social reproducía el núcleo vital del modelo industrial europeo, por lo jerárquico, por la imposición del horario y el sistema de medidas precisas, por la organización del trabajo mismo, por la aparición del salario de planilla, la especialidad, el oficio, y la tecnología del cronologías, mensura y montos exactos. El campamento minero fue la primera experiencia de la descampesinización, del colapso y contaminación ecológicos, del desplazamiento laboral, de la emergencia del conocimiento tecnológico que organiza la estructura y reproducción social de un capitalismo andino muy peculiar.