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ISBN 978-99974-16-90-2

Cuatro caminos

Autor:Barrón Rollano, Vadik
Editorial:EDITORIAL 3600
Materia:Poesía boliviana
Clasificación:Ficción y temas afines
Público objetivo:General
Publicado:2021-09-25
Número de edición:1
Número de páginas:110
Tamaño:21x21cm.
Precio:Bs 40
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español
Disponibilidad:Disponible
Estatus en el Catálogo:Próxima aparición

Reseña

¿Cuántos kilómetros, millas, segundos de luz pueden juntarse si colocamos, uno tras otro, los versos de un viaje?

Si bien no puede medirse la distancia que recorre un verso y sus alcances geográficos, podemos decir que la poesía trasciende fronteras y límites impuestos por lo humano. Así, el acercamiento a esas búsquedas, da como resultado la construcción (¿reconstrucción? ¿deconstrucción?) de puentes que permitan el acceso a una poesía más cercana a lo universal, a lo puramente esencial.

¿a qué tierra pertenecemos /si nuestros pasos van inquietos /y anhelan nueva arena, / nuevos riscos? Se cuestiona y nos cuestiona Vadik Barrón y, de esta forma, se descubre andando una calle, una noche, una tierra cualquiera y, sorprendido ante la inmensidad de lo ignoto, avanza hacia el encuentro de la poesía que lo habita todo.

En Cuatro Caminos, Barrón va tejiendo un mapa de sensaciones que avanzan de la mano con los pasos dados a través del verso. Se detiene y reflexiona su circunstancia y entiende que la poesía (ese ente superior y etéreo) lo atraviesa sin miramientos para llegar a las manos-ojos del lector: No soy / mis poemas. / Tan solo / la pila / por / la / que / gotean.; remata contundente en un brevísimo posicionamiento. El poeta, así, se asume solo vehículo y se entiende parte de un todo que, a su vez, se va desvaneciendo incesantemente a lo largo y ancho de la geografía del viaje que es este libro.

En este contexto dado, el poeta salta del imaginario a lo abstracto, de la cotidianidad a la introspección; mientras construye y destruye palabras y expresiones a voluntad, siguiendo el ritmo que la propia narrativa de su poética le advierte. Y parece que se replantea, para sí y para el lector, la luz que cubre la realidad y, por tanto, todo lo que existe provocando, a su vez, que el cauce del poema se bifurque hacia otros horizontes.

Cuatro Caminos es la procesión del poeta a través de sí mismo. Una amalgama de búsquedas que danza entre la tradición y lo nuevo, y que se va auto-re-interpretando conforme descubre su propia naturaleza, sus propias naturalezas (la íntima, la de cada uno; y la otra, la cara que el poeta muestra al mundo y la que el mundo le ha otorgado). Esta procesión física ya citada en cada sección del libro (bien cuaderno de viaje, bien diario íntimo, bien bitácora de un capitán insomne) es, al mismo tiempo, la consciencia de lo fugaz, de la existencia pasajera, del eterno retorno de la (…) luz que destruye el mundo, lo redime.

Porque para Vadik todo está en movimiento, se crea y se destruye en un ciclo interminable. Todo debe transitar algunas veces al abismo, otras a la nada, otras a la luminosidad; pero siempre en movimiento. Es ahí donde se desarrolla Cuatro Caminos: en el encuentro del poeta con todos los mundos posibles y consigo mismo, llevado de la mano (quizá del cuello) por una fuerza invisible que nunca le abandona; ya la gran Emily Dickinson lo había presagiado: Tomo, pues, mi lugar entre los vivos, /como quien deja que lo lleven, /candidata al azar de la mañana /pero citada con los muertos.

Y todo vuelve a comenzar.

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